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4 hechos para entender el equinoccio de primavera

Alrededor del mundo, el inicio de la primavera va más allá de guardar las chamarras y ver reverdecer el césped, también muchas personas se dan a la tarea de realizar algunos rituales para recibir esta nueva temporada. Ejemplo de ello es el equinoccio de primavera en Chichén Itzá, México. 

Esta zona turística guarda en cada rincón un poco de magia ancestral durante el equinoccio de primavera pero, ¿qué hay detrás de este suceso especial?

Foto vía Diario de viajero

1. El ciclo de la primavera

En general, hay eventos que se repiten una y otra vez. Ejemplo de ello es el movimiento de la Tierra alrededor del Sol que, entre otros fenómenos, da paso a la llegada de esta estación.

Justo cuando el Sol cruza hacia el norte del ecuador, es el momento exacto del equinoccio de primavera. De este fenómeno natural hay dos palabras clave que resumen este hecho: equinoccio que tiene origen en el latín aequinoctium, que significa “noche igual”, y primavera, que es el “primer verdor”. 

Se trata de la época del año en que el día y la noche tienen la misma cantidad de horas, la temperatura es más cálida, florecen las plantas e incluso la energía se siente diferente.

2. La civilización maya

Hace miles de años, las diversas culturas del México prehispánico desarrollaron su propia cosmovisión y, a partir de ello, marcaron el origen de sus leyendas y tradiciones, entre ellas, algunas relacionadas con el inicio de nuevos ciclos, los cuales hoy en día son parte de nuestra riqueza cultural.

Hablemos específicamente de los mayas; si bien su historia es extensa —de casi 3,500 años— este pueblo precolombino se ubicó en Yucatán, al sureste de México, y se caracterizó por su legado en las artes, arquitectura, matemáticas y astronomía. Este último dio paso a la construcción de sus 17 calendarios, los cuales marcaban ciclos específicos relacionados, por ejemplo, con la agricultura y religión.

Chichén Itzá es el recinto arqueológico de esta civilización y es en donde se encuentran sus principales edificios como el Caracol, el Templo de los Guerreros y la pirámide de Kukulkán. 

Foto vía Pueblos mágicos de México

3. Mayas y su interpretación del mundo

Para adentrarnos un poco en el sistema de creencias de los mayas, el universo lo dividieron en 3 niveles principales:

  • El cielo, a su vez dividido en 13 niveles
  • La Tierra, descrita como un plano con 4 rumbos
  • El inframundo, dividido en 9 estratos

Para ellos, la conexión que tenían estos tres niveles evocaba a un proceso cíclico, por esta razón, la representación del concepto se ve reflejado en toda su cultura. Un claro ejemplo es el Sol, pues simbolizaba una fuente de vida y al mismo tiempo la energía de la muerte. Este astro —de nombre maya Kinich Ahau— fue considerado una deidad suprema, ya que su contacto entre el cielo, la Tierra y el inframundo, era un ciclo interminable. Además de esta forma, todos sus dioses tenían una conexión directa o indirecta. 

Otra de sus deidades más importantes, que —entre otras características— se relacionaba con la naturaleza y en específico con la agricultura, es Kukulkán o serpiente emplumada. Su templo en Chichén Itzá guarda un significado que une todas sus creencias y en especial con el dios del Sol.

Foto vía Blog Best Day

4. La llegada de Kukulkán

Debido al destacado conocimiento que tenía esta cultura respecto al movimiento de las estrellas y los planetas, combinado con los cálculos arquitectónicos de sus templos, los mayas fueron capaces de recibir año con año a Kukulkán, quien desciende por los diversos niveles del cielo y a su llegada a la Tierra, esparce su esencia, fertiliza los campos y reverdece la flora.

Esto se ve representado durante el equinoccio de primavera en Chichén Itzá. Sobre la fachada noroeste del templo de este dios, hay un efecto de luz y sombra muy peculiar que proyecta triángulos sobre la escalinata, los cuales hacen alusión a la serpiente emplumada. Así con el paso de los minutos, simula su descenso y el inicio de una nueva estación.

Sin duda, la carga de energía que tienen lugares como Chichén Itzá ha permitido que, a lo largo de la historia, el misticismo de la región prevalezca y se extienda por el mundo.

Equinoccio-Maya
 
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