Un estupendo hotel – Reseña de Grand Velas Riviera Nayarit
“Nos recibieron con una sonrisa y nos despidieron con un abrazo.”
Nuestra primera vez en Grand Velas Riviera Nayarit, no será la última, estoy seguro de ello. Lograr hacerte sentir como en casa es un arte que pocos hoteles dominan, pero en este se especializan en crear vacaciones inolvidables.
Mi esposa y yo elegimos Grand Velas para celebrar nuestro aniversario y desde el momento de la planeación, la atención fue personalizada gracias a Fabiola Cervantes de reservaciones. Vale la pena decir que su lema de “mejor tarifa reservando por chat” es cierta.
La aventura comenzó desde el momento de llegar al hotel; nos recibieron con un masaje de hombros y cuello para olvidar la tensión del viaje y nos ofrecieron bebidas de bienvenida deliciosas: kiwi con melón verde y la de mi esposa, piña y apio.
La suite era en verdad un paraíso para dos con terraza, y una de las vistas más lindas que hayamos podido encontrar. El Spa fue un gran descubrimiento con su circuito hidrotermal que te deja listo para el masaje que elijas, y el menú de servicios es muy completo.
El punto en el que el hotel sobrepasa cualquier idea de un viaje espectacular, es en la increíble atención de todos los que trabajan ahí; es injusto no hacer mención de todos los que hicieron que lo pasáramos muy bien, pero Miguel e Israel en el restaurante Azul nos hicieron excelentes recomendaciones, el Chef Doroteo cocinó para nosotros platillos especiales –sugiero ampliamente su buffet, pero no se pierdan las recomendaciones de los meseros y el chef–. David Rivera y su mixología fue uno de los puntos más especiales de nuestro viaje gracias a su calidez y la entrega en su trabajo.
Junto a la alberca Rafael y Francisco nos hicieron sentir como reyes, y las amenidades que entregan mientras tomas el sol son un gran detalle: desde toallitas frescas y aromatizadas para mitigar el calor, frappés de tamarindo o chamoy, paletas heladas y uvas congeladas, hasta trufas de chocolate después de la comida.
El broche de oro fue la luna llena que disfrutamos durante nuestra estancia y coincidió con la visita de una enorme tortuga que salió a desovar muy cerca de donde estábamos; los atardeceres son estupendos en esta parte del Pacífico y la playa está perfectamente cuidada.
Definitivamente un hotel extraordinario que ha rebasado todas nuestras expectativas y hemos logrado disfrutar una celebración de aniversario memorable. Muchas gracias a todo el personal por hacerlo realidad. En Grand Velas nos recibieron con una sonrisa y nos despidieron con un abrazo.
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