por Nyima Bieber

Para mí son pocos los restaurantes y hoteles que provocan una experiencia íntegra. Uno quiere llevarse sólo aspectos positivos para recordar y no tener que pasar por eventualidades de ningún tipo. Un delicioso platillo gourmet, por ejemplo, siempre debe de ir acompañado por un servicio atento y agradable. Son los pequeños detalles y la voluntad de ayudar lo que hace la diferencia en los hoteles, contar con personas que verdaderamente disfrutan de su trabajo.

Mi marido es el primero en notar cuando alguno de estos aspectos llega a faltar, es un experto a la hora de hacer críticas… por ejemplo, si al momento de comer su platillo es exquisito pero le han atendido de mala manera, es un hecho que dirá: ¿te diste cuenta cuánto tiempo tardaron en traer la cuenta? Es mi media naranja, y agradezco a dios el tenerle a mi lado, pero vaya que es un hombre muy especial en cuanto al buen servicio se refiere. ¡Qué le vamos a hacer,… es mi lado crítico! Por eso, cuando dijeron que podían complacer hasta al cliente más exigente, estoy segura de que pensaban en alguien como mi esposo.

Es difícil complacer a todos por igual (o incluso intentarlo) cuando se tienen gustos e intereses tan distintos.

Hay quienes al tratar de ser atentos y adorables caen en lo que muchos huéspedes consideran como un servicio asfixiante. Hay quienes desean una cena prolongada para disfrutar mientras que otros han tenido un día muy largo y tienen prisa por descansar y estar en su cama. Ser intuitivos con las necesidades de los huéspedes es una pieza clave para crear una experiencia inolvidable.

El personal de Casa Velas parece dominar el arte del buen servicio y anticiparse a las necesidades de sus huéspedes. Esto se debe en gran parte al natural sentido de la hospitalidad mexicana que se inculca desde una edad temprana, factor que sin duda provoca que uno se sienta cómodo y en casa. Siempre recuerdan tu nombre y hasta tu bebida favorita, demostrando así, un genuino interés en el huésped y haciendo todo lo posible para poder disfrutar de una estancia placentera. El personal está ahí ofreciendo una sonrisa y asegurándose de que uno tiene lo que necesita, sorprendiendo gratamente por la magnitud de su nivel de atención en el momento preciso. ¿Quieres hablar con el camarero sobre tu juego de golf? Te escuchará y charlará amenamente contigo. ¿Te encuentras viviendo una maravillosa escapada romántica con tu pareja? Ni siquiera notarás que están allí.

Debo admitir que después de mi visita a este exclusivo Hotel Boutique mi fe ha sido renovada con esta magnífica experiencia, y sí, hasta el marido quedó fascinado y complacido con grandes cosas por contar sobre su estadía.

Es fácil ver por qué el personal de Casa Velas es su mayor atractivo. Complementando con los bellísimos jardines tropicales, una hermosa piscina, elegante club de playa privado y la más exquisita comida gourmet que satisface hasta el paladar más exigente, dan como resultado un servicio sobresaliente, especial e inigualable.

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Viva esta experiencia única.
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