Cuando alguien me pregunta por una recomendación de hotel para pasar las vacaciones decembrinas en las playas de México le digo lo mismo: Grand Velas Riviera Nayarit.
Las fiestas decembrinas suelen ser una locura así que quería un viaje familiar en el que no tuviera que preocuparme por nada y para mi sorpresa, más que eso, encontré un lugar donde toda mi familia se sintió consentida.
Si hay algo que hace la diferencia entre tantos hoteles son los detalles y la atención que te dan desde antes de llegar: alguien que se preocupe si mis hijos tienen alergias o qué tipo de almohadas prefiero, el riquísimo coctel de bienvenida y el kit navideño para que los niños se entretengan mientras hacemos el check-in.
A pesar de que todo el personal estuvo increíble alguien que se ganó mi corazón fue mi Concierge José Manuel, estuvo tan al pendiente de nosotros que al poco tiempo ya era como un miembro más de la familia; él nos reservó increíbles masajes de Spa en pareja y deliciosas cenas en cada uno de los restaurantes -de los cuales a mi esposo le fascinó Sen Lin, el restaurante asiático que acababan de inaugurar, aunque mi favorito fue Lucca, pues si ya me gustaba la gastronomía italiana, ahí la amé-.
Aunque todo esto me encantó, como mamá lo que más adoro es ver la alegría en las caras de mis pequeños Paola y Daniel, pues cada espacio representaba un mundo fascinante para ellos, la piscina, todo lo que hicieron en el Kids’ Club y lo más increíble fueron todas las actividades que organizan durante las fiestas decembrinas: los shows espectaculares, la llegada de Santa a la playa del resort ¡en un paracaídas! Y la cena de Año Nuevo, una impresionante gala del País de las maravillas.
Ese viaje más que unas vacaciones de navidad fueron un regalo familiar que volveré a compartirles este año.