Cosas que hacer
No hay mucho que decir respecto a la hora y treinta minutos que duró el viaje, me detuve a tomar tantas fotos como pude, y tanta agua como me permitía el guía (si tomas mucha te haces pesado y es más difícil subir), pasamos por algunos riachuelos y paisajes increíbles, descansar dos minutos era admirar el paisaje y hacerte consiente de tu potencial físico y mental.
Cansados, pero llegamos, el destino era la preciosa cascada “El Salto”, con pequeños estanques, listos para refrescarte como niño en tobogán de parque acuático. Pasamos un corto, pero sustancial tiempo refrescándonos y charlando de lo divertidamente difícil que fue llegar.
Comenzaba lo divertido, el descenso. Revisamos frenos, tomamos agua, algunas advertencias de seguridad y ¡vámonos!
La verdad, fue muy divertido, el cansancio había desaparecido, la velocidad aumentaba con cada recta, el instructor nos dijo que esas eran las más peligrosas puesto que cualquier piedra te haría volar por los aires. Los árboles hacían de muros de contención, pero un poco de destreza era suficiente para sortearlos, perdí de vista las ardillas, aves e iguanas, las curvas eran especialmente divertidas puesto que no hay nada como derraparte en la tierra seca para sentirte “Ghost Rider” y de pronto llegamos a Vallarta. El viaje de descenso duro una hora pero sentí que fueron 10 minutos, la adrenalina me había hecho perder la noción del tiempo; todos llegamos cansados, pero con el ánimo al máximo y me di cuenta que ahora todos los que habíamos tomado el tour (7 personas más) ya éramos buenos amigos.
Regresamos a Ecoride y noté que aún hay cosas que me pueden sorprender, que aún hay infinidad de sensaciones por experimentar y qué mejor que hacerlas durante las vacaciones. Es así como concluye mi experiencia en ciclismo de montaña en Vallarta- Nayarit.
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